ALTAS TEMPERATURAS Y GOLPE DE CALOR
Hace casi un mes hablábamos de la casi
certeza de que SÍ HABRÍA VERANO, bueno, pues aquí tenemos ya su primer
“zarpazo”.
No va a ser excepcional, pero quizás lo
notemos más por ser el primero, porque va a durar, más o menos, una semana y
porque las noches, y esto sí duele, van a tener temperaturas bastante elevadas.
Os pongo a continuación la NOTA INFORMATIVA que acabamos
de sacar:
Lo más importante en estos casos es
evitar los GOLPES DE CALOR, que los podemos definir como un trastorno que se
caracteriza por el fallo de la función de varios órganos internos debido al
aumento excesivo de la temperatura dentro del cuerpo. La temperatura ideal en
nuestro organismo debe rondar los 37 grados centígrados; si por cualquier razón
sobrepasa los 40 grados y el cuerpo es incapaz de eliminar el exceso de calor,
nuestro sistema nervioso comienza a alterarse. Según la gravedad de la
situación se pueden presentar alguno o todos los siguientes síntomas: piel
enrojecida, caliente, seca, pulso rápido, dolor de cabeza, confusión,
debilidad, insomnio, calambres musculares, náuseas, vómitos, convulsiones,
pérdida de conocimiento.
Las personas con mayor probabilidad de sufrir esta alteración
son los niños menores de cuatro años; los ancianos; las personas con
enfermedades crónicas o que tomen medicación; y quienes hagan esfuerzos físicos
al aire libre, ya sea por trabajo o por deporte.
Recomendaciones para combatir el golpe de calor
1.
Beber
frecuentemente agua sin
esperar a tener sed y asegurarse de que niños y ancianos también lo hagan. No
abusar de los líquidos que contengan cafeína o grandes cantidades de azúcar.
Evitar el alcohol. Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales
perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos...). Si su médico le
limita habitualmente la ingesta de líquidos o le ha indicado un tratamiento
diurético, consulte con el mismo la cantidad que debería beber los días de
calor.
2.
Protegerse
de la exposición directa al sol,
sobre todo en las horas centrales del día, en especial entre las 12 y las 18
horas. Cubrirse la cabeza y cuidar la piel con protectores solares adecuados y
con buenas gafas de sol. Usar ropa clara, ligera, holgada y que deje
transpirar.
3.
Refrescarse con una ducha o simplemente mojándose cada vez que
se necesite. Permanecer el mayor tiempo en lugares frescos, a la sombra o
climatizados.
4.
Evitar
los esfuerzos físicos en las horas de más calor. Si se pretende realizar algún deporte es
aconsejable limitarlo a las primeras horas de la mañana o al atardecer. Tras la
actividad, reponer los líquidos de forma adecuada.
5.
Bajar
las persianas cuando el sol
incida directamente sobre las ventanas. Refrescar el ambiente con ventiladores
y sistemas de refrigeración, con un uso racional.
6.
Mantener las medicinas en lugar fresco, ya que
el calor puede alterar su composición y su efecto.
7.
Proteger y
prestar especial atención a bebés y
niños pequeños, ancianos y personas con enfermedades mentales o
físicas que puedan agravarse con el calor y la deshidratación como, por
ejemplo, los trastornos cardíacos. Visitar al menos dos veces al día a las
personas de su entorno que se encuentren en una situación frágil, para
asegurarse de que están bien y de que se hidratan correctamente.
8.
No
dejar a nadie en un vehículo estacionado, cerrado y sin ventilación (especialmente niños, ancianos o enfermos
crónicos).
9.
Consultar
al médico o al personal de enfermería ante cualquier síntoma relacionado con las altas temperaturas.
10.
Ante
un golpe de calor lo primero
que se debe hacer es pedir ayuda y permanecer en un sitio fresco, tumbarse con
la espalda recta y las piernas ligeramente levantadas, para favorecer la
circulación de la sangre. Enfriar el cuerpo poniendo paños de agua fría en el
rostro o en el cuello, mediante una ducha o envolviendo a la persona afectada
con una sábana mojada.
Lo normal es que esta situación termine con tormentas, más o
menos violentas y con granizadas, lo normal del verano. Y como os decía la vez
anterior: “Favor de señorón, sombra de
nubarrón que acaba en chaparrón”.
Y paciencia, que ya queda menos para que los agobios
veraniegos se pasen.
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