Todos hemos oído este refrán: “Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo”.
Pero este otro, no tan conocido, nos advierte: “Hasta el cuarenta de mayo no quites el
sayo; y si junio es ruin, hasta el fin”.
Y termino con un tercero que os hará pensar que el título del
artículo no es correcto: “Hasta el
cuarenta de mayo, no te quites el sayo; y si el tiempo es inoportuno, hasta el
cuarenta de junio”.
Con esto os quiero decir que desde siempre hay algunos
veranos, cada vez menos, que tienen un inicio algo más tardío, pero que a la
postre VERANO SON.
Entrar en debate por lo publicado hace unos días sobre lo
dicho por un canal de Meteorología en Francia (NO Meteofrance) de que este año
no habrá verano como sucedió en 1816 no merece la pena. Simplemente pensar que
un descenso en la media de las temperaturas de verano (julio, agosto y
septiembre) de unos 2 ºC,
que sería algo EXTRAORDINARIO, haría que, por ejemplo en Madrid, la máxima
pasase de unos 29 ºC
a 27 ºC,
¡que frío!
En fin, dejando a un lado esas tonterías, me voy a “mojar” un
poco para este verano. Pienso que va a ser NORMAL, no como los últimos, es
decir, HARÁ CALOR, con la mayoría de los días con sol y períodos, más o menos
cortos, según donde nos encontremos en la geografía nacional, con TORMENTAS Y CHUBASCOS que harán que el
ambiente se refresque un poco. Más o menos como está sucediendo y sucederá en
los próximos días, calor casi una semana y refrescamiento tres o cuatro días.
Como es habitual, en la cornisa cantábrica le costará algo
más entrar a los días soleados y en el extremo sur de la Península le costará
mucho que refresque, por eso el norte está verde y el sur no.
Este verano será NORMAL, como los de antes, porque aún la
tierra tiene algo de humedad superficial, los ríos están llenos, como sucede
con los pantanos, incluso aún queda algo de nieve en las cumbres de nuestras
montañas. Esto hace que el calor de tantas horas de sol evapore agua, que se
aporta a la atmósfera, forma nubosidad de evolución y si en las capas altas
tenemos algo de aire más frío (la levadura de nuestro pastel meteorológico),
¡zas! se forman las tormentas y se producen los chubascos.
Y termino con otro refrán: “Favor de señorón, sombra de nubarrón que acaba en chaparrón”.
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